El entrenador Mauricio Pochettino salió del sorteo del Mundial 2026 con una idea fija en la cabeza, y no fue un análisis táctico ni un dibujo en la pizarra: fue una película. Miracle, la cinta que cuenta cómo un grupo de jugadores estadounidenses sin tanto brillo terminó derribando a la temible Unión Soviética en los Juegos Olímpicos de 1980, se volvió su referencia inmediata para explicar lo que quiere del USMNT.
Esa vibra de “nadie cree en nosotros, pero igual vamos” le hizo clic al argentino apenas vio que sus rivales serán Paraguay, Australia y el ganador del playoff europeo. La historia del hockey lo atrapó por una razón simple: es exactamente el tipo de mentalidad que quiere sembrar en su equipo.
Por qué Pochettino tomó el film Miracle como modelo
Pochettino no lo escondió. Miracle le sirve como brújula para armar su plantel rumbo al Mundial. De ahí salió la frase que más le pega: “No necesitamos a los mejores jugadores, necesitamos a los jugadores correctos”. La línea pertenece a Herb Brooks, el entrenador que en la película le da forma al milagro sobre hielo, y Pochettino quiere copiar ese espíritu para construir un USMNT menos preocupado por relumbrones y más enfocado en funcionar como un bloque sólido. Él mismo lo explicó así: “Eso es lo que queremos darle a esta selección: los jugadores adecuados para construir un equipo fuerte, con la capacidad de competir contra cualquier rival del mundo”.
Por eso mismo el técnico dejó claro que no va a gastar energía pensando en octavos, cuartos o semifinales. Su obsesión está en sobrevivir al grupo y hacerlo con carácter. “ Nosotros nos enfocamos en la fase de grupos, no gastamos todavía energía en lo siguiente. Nos enfocamos en el primer partido para luego pensar en los siguientes dos”, dijo sin vueltas tras conocer el calendario.
Para Pochettino, cada duelo será una final, tal cual lo hace Brooks en Miracle, que exige que su equipo viva cada partido como un examen definitivo. El argentino lo aterrizó así: “Si eres Argentina y quizá hoy eres el mejor equipo del mundo y el último campeón del Mundial, tal vez puedas pensar en lo que viene después de la fase de grupos. Pero con Estados Unidos, nuestro primer partido es la final del Mundial. Y el segundo también debe ser la final del Mundial. Ésa es la mentalidad, la mentalidad que queremos construir”.
Estados Unidos debutará el 12 de junio en Los Ángeles ante Paraguay, y para Pochettino ese juego será la vara para medir si el equipo capta la intensidad que exige un torneo de este tamaño. Luego tendrá los encuentros de la fase de grupos en Seattle el 19 de junio y nuevamente en Los Ángeles el 25 de junio. La FIFA anunciará el orden de los rivales y los horarios de los partidos el sábado a las 17:00 ET. Australia llega como un rival incómodo y el tercer partido dependerá del playoff europeo, pero en la cabeza del técnico no hay jerarquías: para él, los tres rivales representan la misma cosa… presión pura.
Cómo el estrés se convierte en un aliado para Pochettino
Y hablando de presión, Pochettino explicó que todo este camino mundialista se jugará desde el estrés, no lejos de él. “ Tenemos que ponernos en situación de generar estrés, porque el Mundial es ese estrés que es algo reconocido para el jugador y no sea algo que le sorprenda, es algo que debemos trabajar para que en el Mundial cuando llegue ese estrés seamos capaces de manejarlo de la mejor manera”, comentó.
Sobre los amistosos recientes ante Paraguay y Australia, pidió no confiarse: “Faltan seis meses, las cosas pueden cambiar. Es una referencia útil para nosotros, pero también para ellos. No creo que sea una ventaja ni una desventaja”. Para él, el valor real de esos resultados se evapora cuando empieza un Mundial… y sí, otra vez se parece a la trama de Miracle: nadie llega confiado, todos llegan listos para pelear.
Pochettino cerró reafirmando que su plan está lejos de las figuras individuales y cerca de la idea colectiva. Como en la película, quiere un equipo que no dependa de un apellido, sino de un modo de competir. Si el USMNT logra ajustar ese chip, quizá no necesite un milagro… pero sí esa mentalidad de película que el entrenador ya decidió adoptar.






