Desde que LAFCsalió a la cancha por primera vez, hubo algo que lo distinguió del resto. No fue solo el negro y dorado, ni el estadio moderno en el corazón de Los Ángeles. Fue el ruido. El color. La gente. En una de las cabeceras del hoy BMO Stadium nació una identidad que cambió para siempre la manera de alentar en la MLS: la 3252, conocida también como The Three Two Five Two, el grupo de aficionados que convirtió cada partido en una experiencia total.
La 3252 no es una barra más. Es una construcción colectiva que mezcla raíces latinas, códigos europeos y la impronta cultural de una ciudad atravesada por la inmigración. Un espacio donde el fútbol se vive como ritual, pertenencia y herencia.
El origen de un nombre que hizo historia
Antes de que el estadio existiera, antes incluso de que LAFC tuviera jugadores, ya había hinchas pensando cómo querían alentar. A comienzos de la década pasada, mientras el club todavía era un proyecto, distintas comunidades futboleras de Los Ángeles comenzaron a reunirse para darle forma a algo distinto.
El punto de encuentro fue el North End del estadio. Cuando la directiva explicó que ese sector tendría capacidad para 3.252 personas, alguien hizo la cuenta mágica: 3 + 2 + 5 + 2 = 12. El jugador número doce. El hincha. Así nació el nombre de la 3252, una identidad que desde el inicio se pensó como protagonista.
Latinos, fútbol y pertenencia
La 3252 es, ante todo, una expresión cultural. En una ciudad como Los Ángeles, atravesada por la inmigración y las identidades múltiples, el fútbol apareció como un punto de encuentro natural para miles de latinos que encontraron en LAFC una forma de sentirse representados.
“Muchos de nosotros crecimos viviendo el fútbol como una religión en nuestros países. Cuando llegamos acá, el estadio se transformó en el lugar donde pudimos transmitirle eso a nuestros hijos”, explica Julio Chiva Mayor Ramos, uno de los fundadores del grupo. “No es solo venir a ver un partido: es pasar la cultura, la pasión, el sentido de comunidad”.
Esa identidad se respira desde la previa. Familias enteras, bombos, banderas y rituales que empiezan horas antes del pitazo inicial. “Nosotros estamos desde la mañana en el tailgate. Cocinamos, convivimos, nos organizamos . El partido dura 90 minutos, pero el día de LAFC dura mucho más”, agrega José Rey Salcedo, otro de los históricos de la 3252.
El idioma tampoco es una barrera. Español e inglés conviven en los cantos, reflejando una hinchada híbrida, orgullosa de sus raíces y del lugar que ocupa hoy dentro de la MLS.
Una tribuna que se construyó desde abajo
Nada de lo que hoy es la 3252 fue improvisado. Desde antes de que el estadio existiera, los hinchas se involucraron activamente en el proyecto del club, discutiendo ideas, proponiendo formatos y defendiendo una manera particular de vivir la tribuna.
“ Nos sentamos con los arquitectos y con la directiva para decirles qué queríamos”, recuerda Ramos. “Al principio no estaban convencidos de hacer una supporters section como esta, sin asientos, al estilo europeo. Pero insistimos porque sabíamos que el aliento tenía que ser constante”.
La organización fue clave. Distintos grupos de barrios y comunidades se unieron bajo una misma bandera, dejando de lado protagonismos individuales. “ Hubo reuniones eternas, discusiones, noches largas sin acuerdo. Pero todos teníamos claro que queríamos algo grande y distinto”, cuenta Ramos.
Ese trabajo colectivo terminó dando forma a una de las tribunas más reconocidas de la liga. “La 3252 no pertenece a una persona ni a un grupo: es de la gente”, resume Salcedo. “Y por eso funciona”.
Cantos, bombos y una identidad propia
Aunque muchos cánticos tienen inspiración en el fútbol sudamericano, especialmente el argentino, la 3252 siempre buscó darles un giro propio. Adaptar, transformar, hacerlos suyos. El resultado es un repertorio que mezcla español e inglés, murga y percusión, barrio y estadio moderno.
Uno de los sellos distintivos es el uso de tambores aztecas, algo único en la MLS. Instrumentos pesados, tocados por músicos profesionales y también por hinchas que aprendieron desde la pasión. El ritmo nunca se detiene.
Tifos que hablan por la ciudad
Si hay algo que distingue a la 3252 a simple vista es su despliegue visual. Los tifos no son solo decoración: son mensajes. Historias contadas en tela, color y símbolos que conectan al club con la ciudad y su gente. “ Cada tifo nace de lo que está pasando en Los Ángeles o de lo que sentimos como comunidad”, explica Salcedo, uno de los responsables del área artística. “ No hacemos nada al azar. Queremos que la gente se vea reflejada”.
El proceso es completamente artesanal. “ Todo se traza y se pinta a mano. Son jornadas larguísimas, de 12 o hasta 16 horas. Nadie cobra, todos lo hacen por amor”, detalla. En algunos casos, más de 50 personas trabajan durante días para levantar una sola obra.
La inspiración viene de lejos, pero siempre se adapta. “ Fuimos a Dortmund y ver el Muro Amarillo nos marcó para siempre”, recuerda Salcedo. “Eso nos hizo pensar que podíamos soñar en grande. No copiarlos, pero sí aprender y llevarlo a nuestra identidad”. Así nacieron tifos que recorrieron el mundo: homenajes culturales, mensajes de inclusión y referencias populares que transformaron la tribuna del LAFC en una de las más impactantes de la MLS.
Inclusión como bandera
La 3252 también rompió moldes fuera del campo. Fue pionera en darle espacio protagónico a las mujeres dentro de la tribuna, incluyendo capos femeninas y grupos organizados. Además, trabaja activamente en la erradicación de cantos ofensivos y promueve un ambiente respetuoso para todos.
El apoyo a la comunidad LGBTQ+ es parte central de su identidad. Pride Nights, banderas de diversidad y mensajes claros: en la 3252 hay lugar para todos. El fútbol como punto de unión, no de exclusión.
Mucho más que alentar
Hoy, la 3252 r eúne a más de 20 subgrupos y miles de hinchas unidos por una misma pasión. No importa el país de origen: todos empujan por LAFC. La tribuna se convirtió en un espacio de identidad, contención y orgullo.
Porque en Los Ángeles, el fútbol también se vive así: de pie, cantando, con historia, con raíces y mirando al futuro. Y en ese universo, la 3252 no es solo una hinchada. Es el alma del LAFC.






