Tigres viaja al Nemesio Diez con la serenidad de quien sabe que dio el primer golpe, pero sin darse licencias.La final del Apertura 2025 apenas abrió sus cortinas y los felinos, lejos de sentirse campeones en Liga MX, entienden que un escenario como Toluca exige carácter y cabeza fría. La ventaja es real, sí, pero también es apenas un punto de partida en una serie que todavía pide cintura, paciencia y un futbol más fino que el del jueves.
En medio del ruido previo al viaje , el entrenador de Tigres, Guido Pizarro, habló con ese técnico que vive su primera final desde un banquillo. Lejos de la estridencia, soltó una lectura franca del duelo: “Fueron apenas los primeros 90 de los 180 minutos; hemos sacado una ventaja y entiendo que tendremos que hacer un gran partido para llevarnos la final. Hoy mi equipo fue mejor que el rival, pero también entendemos que tendremos que recuperarnos y ellos en su campo se sienten fuertes, así que iremos allá a terminar la serie”, dijo el argentino, consciente de que una final se construye por capas, no por destellos.
Del otro lado, el Toluca carga el peso de la historia y un estadio que no perdona la tibieza. La afición escarlata, exigente y ruidosa, ya tiene claro que su equipo necesita una noche de maña y atrevimiento para perseguir el bicampeonato. No es un reto menor: remontar y firmar el duodécimo título exige un juego sin pausas, con una presión que asfixie y con ese orgullo rojo que suele brotar cuando están contra la pared.
La respuesta de Mohamed de cara a la final del domingo
“La serie está totalmente abierta. Vamos a jugar en nuestra casa, sabiendo que estamos abajo en el marcador; ya hemos tenido esta situación en varios momentos de la liguilla y el equipo se ha sobrepuesto, así que esperemos que esta vez sea igual que las otras”, dijo el argentino Antonio Mohamed, técnico del Toluca que aspira a su quinta corona en torneos de liga en México.
El plantel felino, que se ha acostumbrado a vivir en estas alturas, entiende que el juego en Toluca no permitirá descuidos. El campo del Nemesio Diez suele acelerar las piernas, exigir toques más limpios y provocar errores en quienes llegan confiados. Tigres, acostumbrado a manejar los ritmos, sabe que ahí no puede dormirse ni un minuto. Pizarro ha insistido en que el partido de vuelta se jugará con la cabeza tanto como con los botines.
El del domingo no será un duelo de trámite; será un pulso emocional, futbolístico y mental. Y en ese terreno, tanto Tigres como Toluca saben que la final todavía está viva, ardiendo, a punto de encontrar su dueño.





