La ruta mundialista de Surinam se tambalea fuera de la cancha. La FIFA analiza un escenario que podría dejar al equipo caribeño sin repechaje rumbo a la Copa del Mundo de 2026, luego de que estallara un conflicto legal que golpea de lleno a su federación.
El problema no es menor: toca directamente uno de los pilares que el organismo exige a sus asociaciones, la autonomía institucional, una línea roja que cuando se cruza suele traer castigos severos.
El origen del problema está en casa. La justicia de Surinam ordenó el congelamiento de las cuentas de la Federación de Futbol (SVB) tras una demanda presentada por los grupos Oldenstam y Kurban, inconformes con el resultado de las elecciones internas. Ese movimiento judicial encendió las alarmas en Concacafy, sobre todo, en Zúrich. Para la FIFA, cualquier intervención externa en la administración de una federación contradice sus estatutos y puede derivar en suspensión inmediata de toda actividad internacional.
Si la sanción se concreta, Surinam quedaría fuera del repechaje intercontinental que tiene programado ante Bolivia en marzo. Aunque desde FIFA no hubo declaraciones oficiales, el reglamento es claro y ya se activaron los protocolos de evaluación. En el entorno del futbol regional se repite el mismo mensaje: mientras no haya autonomía garantizada, no hay competencia posible. El silencio institucional, en este caso, pesa tanto como una advertencia.
Jugadores de Surinam y un gran interrogante (EFE/ Bienvenido Velasco)El ruido provocó versiones de todo tipo, incluida la idea de que Guatemala podría reactivar opciones mundialistas. No hay anuncio oficial ni un criterio que coloque a los chapines como relevo directo. Los escenarios que se barajan, de concretarse la baja de Surinam, pasan por un avance automático de Bolivia para enfrentar a Iraq por el boleto, o por la posibilidad de que Honduras levante la mano apoyada en su mejor posición en el ranking FIFA y su desempeño como segundo lugar en la eliminatoria de Concacaf.
Por ahora, todo está en pausa. La FIFA no confirmó sanciones ni caminos alternos, pero el caso ya dejó una lección clara: en el futbol internacional, los partidos también se juegan en los escritorios. Surinam sigue en la cuerda floja y el repechaje, que parecía un trámite deportivo, se convirtió en un expediente jurídico que puede cambiar el mapa rumbo a 2026.
Surinam (Captura de pantalla)